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Von der Leyen se escandaliza porque los agricultores trabajan a pérdidas

Actualizado 25.03.2024

De tanto repetirlo ha llegado un momento en el que los dirigentes de Europa piensan que somos tontos, ignorantes, estúpidos, lelos. Traduzca usted a cualquiera de los idiomas que se hablan en Europa y así es como se nombra a esos "salvajes campesinos que protestan contra Europa". Porque la triste realidad es esa, que gente que no ha pisado en su vida una explotación ganadera o el campo para otra cosa que pasear o hacer fotos con un dron, son los elegidos para dirimir el futuro del sector primario, del que la humanidad lleva alimentánose desde mucho antes que algún lumbreras con mucho tiempo libre, y muy mala lecha, inventara esto que llamamos política.

La política no es otra cosa que el arte de enriquecerse a costa de arruinar al prójimo. No se engañen ustedes, no impota cual sea la sigla que adorne al diablo o el espectro en el que se ubiquen sus políticas, el resultado siempre es el mismo. Su primera medida, sea cual sea el país del que hablemos, es subirse el sueldo y beneficiar con subvenciones a aquellos que deberían levantar las alfombras para mostrar la basura que se esconde bajo ellas. Una vez compados estos, llámelos medios de comunicación, llámelos sindicatos, la barra libre para los desmanes y las corruptelas queda inagurada.

La Von der Leyen se escandaliza, dice, de que los agricultores cobren menos por sus cosechas que lo que les cuesta producirlas, como si la culpa la tuviera uno que pasaba por allí. 

Lo cierto es que no debe ser fácil hacer entender a un agricultor que un kilo de mango, después de atravesar el oceáno y experimentar el beneficio con que lo cargan los intermediarios, salga más barato que el mango que se cosecha en Canarias. No es fácil. Como no debe ser fácil explicarles que Europa, esa vieja Europa a la que los europeos nos tiramos de cabeza, sin mirar si había red que amortiguara la caída, cuando nos convencieron de que Europa venía a defender los intereses de todos los europeos, es la que nos vende al mejor postor, pero se queda con las ganancias.  Europa ha demostrado, con el tiempo, que no es más que otra herramienta para que los de siempre se enriquezcan con la ruina de los que la alimentan. Europa firma acuerdos comerciales con países extracomunitarios que no respetan los más lementales requisitos fitosanitarios, pero estrangula a los nuestros obecediento la dictadura climática, expopiendo tierras a golpe de talonario a la baja, para llnar nuestros campos de molinos de viento y paneles solares que en poco nota el común de los mmortales, porque cada dia pagamos más cara la luz. Nos abrasan con impuestos por aparcar, por circular, por consumir gasolina y por consumir gasoil, pero a diario vemos como esos vehículos eéctricos que nos anuncian como la panacea que viene a solucionarlos males explotan sin motivo aparente. Nos prohiben circular para no contaminar, pero movilizan flotas de jets privados para sus reuniones de postín. Todo ello en nombre del cambio climático.

Mientras nuestras gentes del campo se dejan la vida para limentarnos, les niega el agua con el que podrían sobrevivir sus explotaciones, pero no dejan de aparecer campos de golf que riegan con miles de litros de agua para que los que legislan hagan negocios con gente que tampococ sabe jugar. Ahora Ursula porpoene grabar los productos de vienen de Rusia, porque no quiere enriquecer a Putin, pero siguen entrando toneladas de alimentos insalubris desde nstras fronteras del sur, sin que nadie haga el más mínimo esfuerzo por arancelar para que desaparezca la competencia desleal. A Ursula le preocupa Rusia, pero mira a otro lado cuando l invador viene e África. Seguimos así, y así nos va.