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El campo español en pie de guerra

El campo español en pie de guerra

Actualizado 07.02.2024

En una muestra de solidaridad y descontento, los agricultores españoles han continuado sus protestas a lo largo de la noche, manteniendo las carreteras del país en un estado de parálisis parcial. Estas manifestaciones, que se han extendido sin incidentes graves, han comenzado a generar descontento entre conductores, quienes, a pesar de las molestias causadas por las largas colas, muestran un apoyo notable hacia las reivindicaciones de los trabajadores del campo.

Lo notable de estas protestas es su organización espontánea, coordinadas a través de WhatsApp, una estrategia que ha logrado movilizar a un gran número de agricultores a pesar de la sorprendente ausencia de apoyo por parte de los sindicatos agrarios más representativos. Este silencio sindical no ha impedido que los agricultores logren su objetivo de llamar la atención sobre sus exigencias, consiguiendo colapsar las principales vías de comunicación en la mayoría del territorio español, con la excepción de algunas provincias gallegas y las Islas Canarias.

El corazón del descontento radica en la desigualdad de condiciones que enfrentan los productos agrícolas europeos frente a los importados, especialmente los provenientes del Reino de Marruecos. Los agricultores critican la laxitud de los controles sanitarios y de calidad impuestos a estos productos extraeuropeos, lo que representa una competencia desleal directamente fomentada desde Bruselas. Esta situación, según los manifestantes, pone en riesgo la sostenibilidad y viabilidad de la agricultura local, presionando a la Unión Europea para que reconsidere sus políticas en este aspecto.

Además, las demandas de los agricultores incluyen la retirada de la Ley de Bienestar Animal y la revisión de la Agenda 2030, normativas que, en su opinión, complican aún más la ya difícil situación del sector agrario español. La determinación de los agricultores se hace evidente en su intención de mantener las movilizaciones hasta conseguir cambios significativos que aseguren un campo de juego equitativo en el mercado agrícola europeo.

Esta serie de protestas destaca no solo por su espontaneidad y la amplia participación sin precedentes, sino también por plantear un desafío directo a las políticas europeas actuales, exigiendo un replanteamiento urgente que reconozca y proteja los intereses y el bienestar de los agricultores locales frente a la creciente globalización del sector.